Autora: Laini Taylor.

Serie: Hija de Humo y Hueso #1.

N° de páginas: 465

Género: Fantasía, romance, young adult, paranormal.

Editorial: Alfaguara.

     Karou es una estudiante de arte de 17 años que vive en Praga. Pero ese no es su único mundo. A veces, Karou desaparece en misteriosos viajes para realizar los encargos de Brimstone, el monstruo quimera que la adoptó al nacer. Tan misteriosa resulta Karou para sus amigos, como lo es para ella su propia vida: ¿cómo es que ha acabado formando parte de una familia de monstruos quimera? ¿Para qué necesita su padre adoptivo tantos dientes, especialmente de humanos? Y, ¿por qué tiene esa recurrente sensación de vacío, de haber olvidado algo? De pronto, empiezan a aparecen marcas de manos en las puertas, señal de que la familia de Karou corre grave peligro. Karou tratará de cruzar al mundo quimérico para ayudarles, pero es perseguida por los serafines. Entre ellos se encuentra Akiva, un ángel arrebatadoramente hermoso al que Karou está unida de forma que ni ella misma puede imaginar. 

     UNA JOVEN QUE VIVE ENTRE DOS MUNDOS, UNA HISTORIA DE AMOR INOLVIDABLE Y UN OSCURO SECRETO.

     ¡Hola, soñadores! ¿Cómo están en estos tiempos tan oscuros? Espero que bien y si la respuesta no es esa, les traigo un libro (el inicio de una trilogía) que los hará escapar de esté mundo y los llevará a una Praga de ensueño y un mundo de fantasía peculiar.

     La historia está narrada en tercera persona de parte de Karou en su mayor parte, quien es una adolescente que estudia arte en una escuela de Praga y para todo ser humano que la conozca nota que es una chica que esta rodeada de misterios y conversaciones que siempre desvía con una sonrisa hacia otro tema que no sea su vida personal más allá de lo que dibuja o hace cuando no está en la escuela de arte. Y esto es porque cuando no está dibujando desnudos o comentando sobre su terrible ex novio con su mejor amiga, Zuzana (quien es el tipo de mejor amiga que toda persona debe tener), está recolectando dientes por todo el mundo. Si, dientes.

     Además de tener un sentido del humor curioso, un cabello que le crece azul y unas hamsas en las palmas de sus manos que recuerda llevar desde siempre, tiene la característica de haber crecido en un lugar que ella llama Otra Parte, criada por lo que en nuestro mundo se conocería como bestias, pero en realidad son quimeras. 

     Pero mientras ella hace los recados para Brimstone (una de las quimeras que la crió), ella no puede dejar de sentir que le falta algo, y eso con el tiempo le está pesando cada vez más. Y las preguntas se acumulan cada vez más en su cabeza cuando empieza a ver la marca quemada de una mano en cada puerta hacia aquel Otra Parte. Y ahí es cuando conoce a la persona (de hecho, serafín), que pone su mundo de cabezas en todos y cada uno de los sentidos.

     Antes que nada, para mi en la fantasía principalmente, la historia comienza con la protagonista (o el protagonista si es hombre). Y es que la historia puede ser muy buena pero si tiene una protagonista con la que no congenio simplemente no me gustará tanto. No se asusten, este no fue para nada el caso, porque tanto la protagonista como la trama te mantiene con el libro en la mano pasando las hojas diciendo «solo un capítulo más y me voy a dormir» y eso jamás se cumple. Karou es una protagonista de 10, no tengo otra forma de definirla. Es tan humana, y la vez no. Tiene un sentido del humor curioso como ya dije, sarcástica y fuerte, pero a la vez es frágil y es imposible no empatizar con ella. Con sus pensamientos me ha hecho reír un par de veces, y acompañarla en el recorrido de este libro, descubriendo a la par todo lo que le fue ocultado es lo que hace de este libro tan absorbente. A diferencia de la mayoría de las protagonistas de la fantasía urbana (a medias, porque también tiene un lado de fantasía épica para mi), ella tiene tatuajes, cabello azul, debe cargar con cuchillos y es una mujer fuerte.

     Como dije anteriormente, ella conoce a un serafín, Akiva, quien logra responder a algunas de sus preguntas, mientras que algunas otras se subrayan en su cabeza. Él despierta algo en Karou, y aunque ella no sepa qué, le es imposible alejarse, y esto mismo le pasa a Akiva. Él es un personaje que narra (bueno, el narrador narra desde su punto de vista, pero son tecnicismos), lo que nos permite vislumbrar un poco más de aquel otro mundo dónde hay una eterna guerra entre ángeles y quimeras, estos últimos tratados como bestias, monstruos. Este personaje me gustó un montón también, no sé si me llegó a enamorar, pero en los capítulos en los que él narraba su observación hacia Karou y su propio remordimiento me hizo empatizar y llegar a quererlo.
     La relación entre ambos es un poco... rara. A primera vista parece un insta-love pero luego te das cuenta que no, o tal vez si, pero parece correcto. La forma en la que se desarrolla los acontecimientos alrededor de ambos es simplemente perfecta, amé la interacción entre ambos, y en ningún momento se me hizo absurda y sin sentido (déjenme aclararles de que ODIO el insta-love, así que si yo no lo odié, seguro que ustedes tampoco).

     La narración de Laini Taylor para mi es majestuosa, y no por que sea perfecta o super explicativa. Sino porque tiene una forma de contar la historia (sin importar los distintos personajes por el medio que lo hace) que tiene un humor oscuro e irónico. No se explaya tanto en descripciones, pero tampoco tiene una narración simple, sino que es el toque intermedio de ambos para poder imaginar cada situación, cada personaje y cada emoción a la perfección sin que llegue a ningún momento a ser tedioso. Ademas, la forma en la que va dejando ver poco a poco las respuestas no hace más que obligarte a terminar las últimas 100 páginas de una sola sentada.
     Ademas de los personajes principales, también aparecen otros como los hermanos de Akiva o la mejor amiga de Karou, Zuzana, que si bien no se ve tanto de ellos en este libro, le dan su toque y te dejan con ganas de saber más sobre cada uno de ellos.
     ¿Algo malo? No lo tiene. Eso me dejó impactada, porque en la fantasía siempre (o casi siempre) algo malo tiene, pero es que el argumento, la dinámica de las escenas y las conversaciones, los personajes... Lectores, este libro no tuvo nada de malo y me hizo sentir y adentrarme a Praga hasta que este se volvió uno de los lugares que me encantaría conocer, pero no me deslumbró y como estoy escribiendo esta reseña después de haber terminado toda la trilogía, para mi se merece un...

“Que el juego comience”.

“Que los asesinatos empiecen”.

Todo el mundo tiene secretos.

Todo el mundo dice mentiras.

Todo el mundo está jugando.

     No entres a este pueblo. No abras la puerta. No intentes escapar.

     Lara Fisher se muda de nuevo a su pueblo natal, Green Lake. Fue en 1995 cuando sucedieron los asesinatos perpetrados por Charles Meyer.

     Sin embargo, el regreso de Lara a Green Lake está marcado por el inicio de una nueva serie de homicidios cometidos ahora por un imitador que se hace llamar “Whiteface”, un criminal que utiliza una lista de símbolos para representar a cada pieza del juego.

     Las víctimas serán eliminadas en orden, una por una, hasta que no quede ninguna. No confíes en nadie, pues él lo sabe todo.

¡Nadie es una víctima y todos son sospechosos!

     ¡Hola, soñadores! Hoy les traigo la reseña de mi primera colaboración. Primero que nada, gracias a Agustin Buzatto por enviarme un ejemplar y así yo poder leerlo, me encantó ver que es una persona super buena y dulce, así que ¡gracias!

     Ahora, a lo importante, ¿no?

     Cabe aclarar que fue la primera vez que leí algo de este estilo, por lo que me hizo salir de mi zona de confort y eso me gustó. El libro está narrado en tercera persona, desde múltiples puntos de vistas, pero siempre manteniendo una distancia entre el narrador y el personaje que vemos en el momento. Principalmente, se concentra en dos generaciones: la vieja generación, quienes en la secundaria en 1995 sufrieron acoso y fueron victimas de una masacre a manos de un asesino, y la nueva generación, los alumnos de Green Lake. Lo que narra ahora sucede en 2018, cuando Lara Fisher, una de las supervivientes de 1995 vuelve a Green Lake luego de haber estado tanto tiempo lejos y en terapia.

     El libro comienza con lo que te anticipa que es el final, lo que te da el pie a engancharse más rápido. Como dije anteriormente, hay muchos personajes —algunos se nombran en el momento, otros son más protagonistas—, pero digamos que Lara es la protagonista donde todo giró a su alrededor en 1995 y otra vez en la actualidad, cuando otra serie de asesinatos se desata en el pueblo, esta vez, para la nueva generación aunque la vieja está siendo acosada por el mismo asesino.

     A lo largo del libro vamos viendo los asesinatos mientras Lara y su viejo grupo de amigos intentan sobrevivir y averiguar de quién se trata, ya que el otro asesino que los persiguió años antes, Charles Mayer, estaba muerto. Este nuevo asesino lleva una máscara blanca y se hace llamar Whiteface, que asesina en un orden aparente pero que no discrimina a nadie.

     El libro tiene una forma de narración con la que yo no me llevé tan bien, lo admito. Se concentra más en las muertes y en los diálogos, por lo que detalles que te dan un contexto no estuvieron y eso me hizo desapegarme de la historia y los personajes, especialmente de estos últimos. A veces tenían acciones que no tenían sentido para mi, mas siendo adultos de unos treinta y tantos años (creo), pero creo que la historia se enfoca más en el tema del horror de los asesinatos que en estos, lo que fue un punto a favor para mi.

     A lo lo largo de la historia vamos descubriendo cosas de los mismos personajes, cosas que ocultaron entre ellos y también cosas que hicieron en el pasado. No son los héroes de la historia, sino victimas de una acción y reacción.

     Es un libro corto, que se lee muy rápido ya que al no profundizar en los detalles personales de los personajes o la ambientación, cuando te das cuenta ya te leíste 30 páginas de un bocado. En mi caso me hubiera gustado empatizar con los personajes, que le dan el toque a la historia, y más detalles en las escenas de persecuciones y asesinatos (no del horror, sino cómo hizo para entrar, ustedes me entienden), pero la idea me encantó. Creo que es una buen libro para adentrarse en este tipo de género, yo especialmente entré en este género con esté libro y me entretuvo entre sus páginas. 

     Plus: el autor mismo aclara que hace como un homenaje al género slasher, hay escenas que lo comprueban, y aunque yo no vi casi ninguna película de este genero, me encantó la idea.

 ¿Lo han leído? ¿Piensan hacerlo? ¡Los leo!