Autora: Laini Taylor.

Serie: Hija de Humo y Hueso #2.

N° de páginas: 516

Género: Fantasía, romance, young adult, paranormal.

Editorial: Alfaguara.

     ¡Hola, soñadores! Les traigo la reseña de la segunda entrega de la trilogía Hija de Humo y Hueso, así que si no han leído el primer libro, NO lean la reseña a continuación porque habrá detalles revelados en el primer libro y nadie quiere hacerse spoilers, ¿verdad? Les dejo el link de Hija de Humo y Hueso (el link está en el nombre) por si no lo leyeron y quieren ver que tal es el comienzo de la trilogía.

     ¡Comencemos!

     En el primer libro terminó todo... bueno, terminó muy, muy mal. Karou se fue a Eretz sin Akiva con el conocimiento de su otra vida como quimera (una quimera que amó a un serafín, vaya deshonrar) y que fue ejecutada por su propia especie. Y para la cereza del pastel, que Akiva fue el culpable porque su familia quimera estuviera muerta. Pobre chica.

     Este libro es difícil de reseñar por la cantidad de cosas que suceden en varios puntos de la propia historia, porque además de estar narrado en tercera persona por parte de Karou y Akiva, también nos encontramos con otras narraciones que para mi me supieron de maravilla, como la hermana de Akiva, Liraz o Zuzana, la mejor amiga humana de Karou, lo que nos da una oportunidad de conocer más a estos personajes que solo obtuvimos un pequeño vistazo en el primer libro. Aparecen otras narraciones de otros personajes, algunos conocidos, otros no, pero con todas esas voces Laini Taylor le dio una voz más profunda a esta historia. Como dije, será difícil pero intentaré darles mi punto de vista por arriba sin explayarme demasiado en los sucesos, sino más en la evolución.

     Karou, a pesar de ya no tener esa carencia que ella sentía debido a la falta de su conocimiento en su otra vida, esta rota. Refugiada con los pocos sobrevivientes de su especie, las quimeras, y lo peor de todo, con el Lobo Blanco. Él fue el general temido y apreciado por su gente en su otra vida, y ahora lo es más que nunca como una esperanza para la supervivencia... o algo así. Karou debe trabajar con él para crear otro ejercito quimérico y dejarle claro a los ángeles que no se rendirían tan fácil. Pero nada es sencillo en esto, porque Karou es considerada la amante de un ángel, una traidora, rodeada de seres con apariencias de monstruos y en la profundidad de su soledad. Ella ya no cree en el sueño que una vez, siendo Madrigal, soñó con Akiva de que ambas especies convivieran en paz.

     Mientras tanto, Akiva tampoco la pasa demasiado bien. Su pueblo festeja el termino de una guerra sin fin, pero eso no parece acercarse gracias a las atrocidades que hace el Imperio aún. Él, a pesar del dolor y la culpa, quiere un cambio. Este personaje tiene una gran evolución, me hizo enamorarme de él y tomarle un amor increíble al verlo crecer y verlo convertirse en algo mejor. 

«La clemencia genera clemencia.»

     Karou también tuvo una evolución de este libro, pero me esperé un cambio mejor en ella. Es como que toda aquella soledad y la oscuridad en su interior pareció devorarla, sin que quede mucho para la luz. A pesar de convertirse un poco más sombría, aún se puede ver algo de aquel sueño —de aquella esperanza—, y me gustó que no fuera la típica protagonista lista para luchar, feliz y bla bla.

     Como dije anteriormente, conoceremos más de otros personajes, Liraz, Zuzana e incluso otra quimera llamada Ziri. Debo destacar que desde afuera no me gustaba Liraz, al ser tan seria, tan... brutal, pero las narraciones desde su punto de vista me maravillaron y me hizo empatizar con este personaje que parece rodearse de capas y capas de dureza para no dejar ver su interior. Por otro lado, tenemos a Zuzana. ¿Qué decirles de ella? Si en mi reseña del primer libro dije que era la mejor amiga que todo el mundo merece, en este libro se ganó no solo una medalla de oro en ese terreno, sino que mi corazón. ¡Que personaje más maravilloso! Acompañada de su novio, Mik, hacen un dúo divertido y que logra que nuestra Karou se aligere, lo que parece una misión imposible a veces. Zuzana es una humana, si, pero atrevida, valiente y dispuesta a hacer lo que sea por su mejor amiga, y eso hizo que sus narraciones fueran asombrosas.

«[...] Era el peor tipo de silencio, pero un buen tipo de cercanía. Ellos no eran su gente, pero... lo eran, y tal vez eso significara que cualquiera podía ser la familia de cualquiera, lo que resultaba agradable mientras el mundo se desmoronaba. [...]»

     Ocurren muchísimas cosas en este libro, tiene más acción que en el primero y conocemos aún más al mundo de Eretz. Es difícil dejarlo una vez que se empieza, pero si puede haber momentos que al ser reflexivos dentro de la oscuridad de Karou, se vuelve un poquitín pesado, aunque super entendible luego de todo lo que tuvo que pasar esta chica. En cuanto a esto, de que es chica, se supone que tiene 17 años, pero yo no lo sentí así, ni de parte de ella ni de Zuzana. Sino que tienen una voz más adulta y madura que no concuerda con su edad, pero es solo un detalle para mi, creo que la escritora podría haber hecho que tuvieran un poco más de edad para que tenga más sentido y no habría cambiado nada.

     La narración de Laini Taylor mejoró mucho acá, a pesar de que en el primer libro no había nada de malo en ella. Sus descripciones son poéticas, las analogías o las metáforas resumen una descripción que en otra pluma habría sido difícil y enredada. Es ligera, sin muchas vueltas pero tiene algo que me dejó enamorada. Fue una continuación excelente desde mi humilde opinión y me dejó con muchísimas ganas de más.

(4.75/5)

¿Lo han leído? ¿Les gustó? ¡Los leo!